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“Para una persona que está siendo atacada lo más importante es que se atreva a contar lo que le está pasando”

Con sólo 23 años, el camino construido por Andrea Henriquez es para que no paremos de aplaudirla. Esta joven estudiante de Ciencias Políticas, es presidenta de la Fundación Volando en V que se dedica a combatir el maltrato escolar. 

Todo comenzó cuando ella sufrió bullying a los 11 años, y en un país extranjero, donde sus compañeras la agredieron física, cibernética, verbal y socialmente. Todo se solucionó cuando estudiantes de cursos mayores decidieron intervenir y realizar talleres para sensibilizar sobre la gravedad del maltrato y lo necesario de estar en buena convivencia. Ya en 2011, Andrea pensó en implementar un modelo de intervención similar al que la rescató a ella y así nació el Programa Volar en V, ejecutado por primera vez de manera organizada en Ecuador. Desde el 2015, cuando Andrea regresó a Chile, se implementó el Programa en diferentes establecimientos educacionales y es a finales de 2017 cuando se constituye formalmente la Fundación Volando en V.

¿Cuáles son las primeras conductas que señalan que una persona está siendo víctima de bullying?

Algunos pueden ser sociales, individuales y/o físicos. Hay niños y niñas que comienzan con dolores de guata para ir al colegio, o se sienten afiebrados. Estos síntomas no necesariamente son mentira sino que son mecanismos de defensa que puede generar el niño o niña cuando se siente inseguro en ciertos espacios. Otro indicador es la falta de concentración. Hay quienes antes hacían las tareas de corrido y luego no se pueden concentrar. También está el aislamiento, hay niños y niñas que solían salir los fines de semana con un grupo de amigos bastante sólido y de repente dejaron de hablar de ellos, dejaron de recibir invitaciones y de invitar a la casa. Puede que incluso muestre aislamiento dentro de su propio espacio, que esté más callado  y se encierre más en la pieza, o que pase todo el día metido en el celular. Físicamente se puede ver más triste, más desanimado, o dormir más. Estas son representaciones de que algo está pasando y es un patrón que indica que hay algo que lleva un tiempo sucediendo. 

Ahí empiezan las señales de alerta y, si buscas hablar con él y no se abre, son síntomas suficientes para llamar al colegio y empezar a averiguar.

 

La Fundación Volando en V nace de tu experiencia personal de bullying y de cómo se enfrentó como colegio. ¿Cuáles son los primeros pasos que se dan para fortalecer a la persona que está siendo atacada y qué recomiendas hacer?

Para una persona que está siendo atacada lo más importante es que esa niña o niño se atreva a contar lo que le está pasando. Ser víctima de bullying genera mucha vergüenza y mucha inseguridad. Hay un estigma muy grande de que el molestado tiene problemas sociales,  es introvertido, medio tímido y a nadie le gusta entrar en esa categoría. A uno le da vergüenza contar que es víctima de bullying.  

Lo primero que tiene que entender ese niño/a es que a muchos les pasa, que el problema de la agresión no está en él/ella, que no se lo merece y bajo esa actitud él o ella ya puede empezar a contarlo. Esa actitud es muy importante que se empiece a reforzar desde los papás, cuando detectan algo así deben ser los primeros en reforzar que ese niño/a no se lo merece, insistir que el problema no está en él/ella y que nada justifica que sean molestados. 

No se debe empezar a buscar por qué te están molestando o ver por qué tienes que cambiar. Primero hay que resolver el bullying y después ver si tiene algo que cambiar. Hay que convencerlo para que, en base a eso, ese niño o esa niña puedan empezar a contarlo y buscar ayuda en sus papás, en el profesor y en algún compañero que permanezca a su lado. 

Dicho en breves pasos; lo primero que tengo que hacer cuando me entero que mi hijo está siendo víctima de bullying es empezar a transmitir de forma constante que él o ella no se lo merece. Luego se debe llamar al colegio y unir fuerzas, porque el colegio conoce más versiones de la historia, tiene protocolos y tiene manuales de convivencia y, por mucho que hasta el momento no haya hecho nada con la situación, una vez que tú llamas al establecimiento deben empezar a hacer cosas en conjunto y es muy importante siempre coordinar familia y colegio. 

 

¿En que estás actualmente con la fundación?

Este año reinventamos nuestros servicios y digitalizamos todo lo que hacemos. Tenemos un modelo de gestión de la convivencia escolar que se llama Programa Volar en V. Lo que hace es posicionar referentes estudiantiles positivos entre los estudiantes mayores del colegio para que, a través de ellos, se refuercen ciertas conductas sociales positivas en todo el resto de los cursos del colegio.  A través del  modelamiento de pares, son los estudiantes los que van interviniendo en todas las edades para generar un ambiente que logre prevenir situaciones de bullying. Este modelo de gestión de la convivencia incluye talleres y capacitaciones para docentes, apoderados, papás y mamás, además de todos los estudiantes del colegio y asistentes de la educación. Incluye instancias para entregarles herramientas a todos los actores de la comunidad para que cada uno tome un rol activo en la construcción de un entorno sano en su colegio. 

Este es nuestro principal programa que funcionaba de forma presencial pero, con la pandemia, logramos reinventarlo. Fue un desafío muy grande pero pudimos trabajar nuestro programa de manera digital en 17 comunidades educativas. Los colegios quedaron muy felices y lo que nos deja hoy día como gran aprendizaje es una versión semipresencial y con posibilidades de ser 100% digital para el 2021, disponible ante cualquier contingencia que nos pueda pasar. 

También estamos ofreciendo nuevos talleres y nuevos productos, estamos trabajando con centros de estudiantes y distintos nichos dentro de la comunidad escolar porque entendemos que mientras más personas se involucren en la construcción de una convivencia escolar, mejores son los resultados. Por eso estamos ofreciendo muchos productos distintos y ha sido una señal de crecimiento súper importante para nosotros.

Además, como fundación, estamos con un compromiso muy grande con la educación pública y en ese sentido logramos sacar nuestras certificación ATE,  que la da el Ministerio de Educación y que permite que los colegios públicos utilicen ciertos tipos de fondos públicos para financiar el programa. Con esta certificación nos estamos expandiendo en distintos tipos de colegios y distintas regiones del país, siendo lo más transversal posible, algo que es parte de nuestros grandes objetivos.  Hasta el momento estamos en cuatro regiones y de los 30 colegio con los que hemos trabajado, un tercio son particulares, un tercio son municipales y un tercio son los subvencionados y  queremos ir cada día trabajando más con la educación pública.

La vida desde un metro
Niño jugando con juguetes IMANIX.

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